Los 4 tipos de innovación y… los cereales que no engordan

«Toda tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia»

Arthur C. Clarke

Aunque la tecnología está íntimamente ligada con la innovación, su relación con ella es diferente a como se suele considerar, sobre todo por el público en general y medios de comunicación, pero también en las empresas y por parte de los profesionales (incluso relacionados con la innovación).

Muchas veces se da a entender que la innovación se produce exclusivamente gracias a la tecnología, incluso tácitamente parecería que la innovación es… tecnología. Sobre qué es innovación ya hemos hablado anteriormente.

Pero entonces:

¿Qué es la tecnología para la innovación?

La tecnología es un habilitador para la innovación. Una herramienta, un facilitador, un catalizador (podemos buscar más símiles, pero lo dejamos ahí).

La tecnología siempre es un medio y no un fin en sí misma. Esto ocurre tanto cuando se aplica para digitalizar tareas, procesos de negocio e incluso trabajos enteros, cuando se mejora un modelo de negocio mediante Transformación Digital para generar nuevo negocio con la tecnología habilitando posibilidades que sin ella no podrían ponerse en marcha y, por supuesto, también puede jugar el mismo rol en la cima de la pirámide en cuanto a creación de valor y dificultad se refiere: la innovación.

Entonces, la tecnología puede habilitar y ayudar a que se produzcan algunas innovaciones (y de hecho lo hace muchas veces), pero la aplicación de tecnología no es una condición sine qua non para que se produzca la innovación.

El colmo de la confusión en este mundo de la innovación, tan dado a definiciones difusas y hasta contradictorias, es cuando se menciona la innovación tecnológica. Yo admito que no sé qué es. Si nos referimos a un avance nuevo en una tecnología, lo llamaría: un avance en la tecnología… Porque innovación ya habíamos dicho que era algo muy concreto, y no tenía que ver con avances en la tecnología. Podéis buscar en Google «innovación tecnológica» si no me creéis sobre lo de definiciones difusas y contradictorias.

Pero entonces: ¿hay innovación sin aplicación de tecnología?

Sí. Y de hecho hay varios tipos de innovación, y la tecnología puede ayudar a que se produzcan, pero no es condición necesaria para ello, aunque esté presente como catalizador en muchas innovaciones.

Vamos a verlo.

Los 4 tipos de innovación

Producto (o servicio)

Procesos de negocio

Modelo de negocio

Organización

Estos son los 4 tipos de innovación que yo manejo porque manejar número más grande me resulta difícil y entonces me olvido. Una lista de 10 tipos no tiene utilidad porque no es manejable fácilmente (en mi opinión), así que a lo largo de los años he ido destilando todos los tipos en esas 4 grandes categorías.

Podemos encontrar autores que distinguen 10 tipos, como Larry Keely en su Ten Types of Innovation, libro que recomiendo a todos los interesados en profundizar en este tema. Incluso podemos encontrar artículos y autores que distinguen más granularidad aún.

Sin embargo, todas las innovaciones que aparezcan en listados más largos podremos llevarlas fácilmente a una de las 4 grandes categorías que planteo más arriba y eso puede facilitarte las cosas. Por ejemplo: una innovación en packaging o en branding son innovaciones de producto, al fin y al cabo. Una innovación en el uso de los canales de venta o en cómo ganas dinero (profit model) son innovaciones en modelo de negocio.

Por tanto, te propongo que utilicemos 4 tipos de innovación y no 102, pero decide tú.

Vamos con los 4 tipos:

Innovación en producto

Posiblemente es la más conocida de todas. Necesita poca explicación: si la innovación son ideas nuevas aplicadas que aportan valor (resuelven un problema), la innovación en producto cristaliza ese valor en un producto.

Un Tesla es un coche que representa una innovación en producto (y también más tipos de innovación, pero centrémonos en este ángulo). Es un producto que resuelve un problema de una nueva manera.

Un iPhone fue también una innovación de producto (y de más cosas: ya vamos viendo que muchas veces varios tipos de innovación se dan a la vez…).

Innovación en procesos de negocio

Un proceso de negocio es una actividad que se da en una empresa y se repite en el tiempo. No empieza y acaba, como un proyecto, sino que ocurre continuamente y, típicamente, atraviesa diferentes áreas de una empresa (Comercial, Compras, Logística, Finanzas, etc.).

Por ejemplo: si un cliente compra algo a una empresa, posiblemente ocurrirá que un comercial lo habrá vendido y esa información puede pasar por compras para pedir el producto, que luego se almacenará provisionalmente y se distribuirá gracias a Logística, y la operación se contabilizará, facturará y cobrará desde Finanzas. Eso es un proceso de negocio.

Innovar en procesos de negocio es hacer algo nuevo que aporte valor en algún proceso.

Cuando Inditex es capaz de reponer mercancía 2 veces por semana en sus tiendas y también es capaz de pasar de la mesa de diseño a tener una prenda en una tienda en 15 días, está innovado en procesos de negocio. Típicamente el sector de la moda no manejaba estos procesos de negocio, que convierten a quienes los practican en empresas de Fast Fashion, sino que todo esto se producía de una manera mucho más lenta, lo que generaba muchísima menos variedad de prendas y menor y más lenta adaptación a las tendencias y gusto del consumidor.

Innovación en Modelo de Negocio

Tal vez mi tipo de innovación favorita por la flexibilidad y cantidad de variables que permite tocar. También porque es una de las que mayor impacto genera.

Un modelo de negocio es algo tan simple y tan complejo como la manera que tiene de funcionar una empresa, cómo lleva a cabo su estrategia. No podemos extendernos hoy en eso, aunque en LAUREON el diseño, rediseño y mejora de modelos de negocio es nuestro día a día.

Lo que nos interesa hoy es que se puede hacer algo nuevo que resuelva un problema en un modelo de negocio existente, o crear uno diferente a los que existen para resolver ese problema.

El modelo de negocio conocido como Long Tail (cola larga, sí) es un modelo de negocio que ha capitalizado Amazon extremadamente bien.

Antiguamente en el sector Comercio existían sólo las tiendas físicas y los metros cuadrados del recinto dictaban cuántos artículos se podían tener en exposición y en el almacén. Por tanto, sólo los artículos más vendidos acababan estando en la tienda. Por ejemplo: las antiguas tiendas de discos y CDs sólo tenían en exposición un número limitado de artículos: los más vendidos (mala suerte si te apasionaba el gregoriano cantando por monjes rusos o los virtuosos de la guitarra).

Con el advenimiento de Internet y de la Web (tecnología habilitadora…) se pudo poner en marcha un modelo en el que se podía listar en «la tienda» online cualquier artículo (hasta gregoriano cantado por monjes rusos) porque no ocupaban espacio físico. Teniendo un catálogo online puedes permitirte tener 10, 100 o 1.000.000 de referencias de cara al público, cosa que es imposible en una tienda física.

Si, además, la llegada de tu tienda online es global, resulta que descubrirás que en tu ciudad había muy pocos, pero en el mundo hay un número respetable de aficionados al gregoriano ruso… Y ahora puedes llegar a todos ellos.

La larga cola de artículos que no son superventas representan un volumen de venta agregado muy interesante, a veces igual o mayor que el de los superventas. De ahí el nombre de Long Tail, no sé qué habías pensado.

Venga, otro ejemplo: una franquicia. La primera persona que pensó que podía «empaquetar» su modelo de negocio, su tipología de tienda / restaurante, sus procesos de negocio, su branding y sus productos y se lo podría dar, «llave en mano», a otra persona a 1.000 Km de distancia para que operara una tienda igual que la suya, pero sin tener que construir toda la marca desde cero, estaba poniendo en marcha una innovación en modelo de negocio.

¿Y dónde estaba la tecnología ahí? En ningún sitio. La creatividad empresarial generó la innovación. En este caso la tecnología no fue ni habilitadora.

Innovación en Organización

Es uno de los tipos de innovación menos conocida, menos vistosa o con menos fama, pero no por eso deja de ser igual de interesante y muy potente. Se trata de innovar en el uso de los recursos de la empresa: activos de todo tipo, RRHH, etc.

Una innovación en tu proceso de selección de personal, o sea, algo que resuelva el problema de la selección de una forma nueva, será una innovación en Organización (además de en proceso de negocio, muy posiblemente).

Southwest Airlines, la famosa línea aérea de viajes Low Cost, sólo volaba aviones Boeing 737 hasta 2011. Esto no es propio de las aerolíneas, que seleccionan el tipo de avión según la longitud de la ruta para optimizar costes.

Southwest, sin embargo, decidió que sólo operaría un tipo de avión. Sería más ineficiente en el uso del propio avión para determinadas rutas, pero ¿cómo le salía rentable la decisión? Porque todos sus pilotos, tripulantes, personal de tierra, mecánicos, etc. tendrían que conocer sólo un tipo de avión, lo cual bajaba mucho el coste de las operaciones en general y de la formación, a la vez que le daba flexibilidad en movilidad del personal.

Esa decisión fue una innovación en organización

De la existencia de Dios y los cereales que no engordan…

Los que pasamos de una edad sabemos que los hidratos de carbono y el azúcar van a aportarte tantas caloría que luego vas a tener que correr mucho para no engordar. Vamos: que vas a engordar, y con el azúcar cosas peores.

Dios podía haber zanjado el debate sobre su existencia haciendo que los cereales fueran una comida super sabrosa y dulce que adelgazara. «No puedo seguir comiendo bowls de leche con cereales azucarados porque me voy a quedar en los huesos, esto no puede seguir así, tengo que comer lechuga y quinoa para coger algo de peso».

En ese momento Dios hubiera zanjado todo debate: si comer cereales a cascaporro adelgazara, no habría duda de que existe. Sin embargo, Dios perdió esa oportunidad de significarse, así que el debate persiste.

Eso no quiere decir que no haya habido quien haya querido hacer honor a la célebre tercera ley de Arthur C. Clarke que abre esté artículo y hacer que una innovación, en este caso, sea indistinguible de la magia. ¿Comer cereales y que sea sano, no engorden, pero sigan sabiendo igual de bien que los de siempre? Magia.

Por eso se llaman Magic Spoon y han creado unos cereales con un alto contenido en proteínas y apenas carbohidratos y azúcares.

¿Qué tipo de innovación es esta?

Eso es: de producto.

Y también de modelo de negocio, porque estos cereales no se venden en los lineales de los supermercados, sino que se venden directamente al consumidor, saltándose al distribuidor y comerciante minorista en un modelo Direct-to-Consumer. Además, su público objetivo no son niños ni adolescentes, son personas creciditas que añoran los cereales que comían de niño y que ya han descartado de su dieta hace mucho tiempo (oportunidad perdida, Dios).

Como podemos ver: varias tipos de innovación suelen convivir en muchos negocios.

Esto es lo que me apasiona de la Innovación, con mayúsculas: cómo se puede coger una categoría de producto de lo más «rancia», como los cereales, tan antiguos que ha permanecido sin cambios durante décadas, que están a la baja por el nuevo conocimiento y consciencia nutricionales, que lo tienen todo en contra… y de repente alguien se empeña en hacer magia y darle la vuelta al producto innovando. Es como una película de Rocky, pero en estrategia empresarial.

La tecnología aquí actúa como habilitador en la parte Direct-to-Consumer y, seguramente (lo desconozco), en la parte alimentaria para crear el cereal con esas características, pero la innovación no es tecnológica (desde luego), es de producto y modelo de negocio.

Corolario

Se puede innovar sin que la tecnología sea imprescindible para ello, aunque sea un gran habilitador, y se puede hacer en de 4 formas que generan diferentes tipos de impacto, pero que funcionan mejor cuantas más seamos capaces de hacer funcionar a la vez.

Además: se puede innovar en todo, porque si alguien ha recuperado los cereales (hasta ahora en una espiral de salida hacia el ostracismo) como ciudadanos de pleno derecho de la dieta del Siglo XXI, es que se puede innovar en todo.

En LAUREON trabajamos con investigadores científicos con I+D puntera que quieren transformar su I+D en innovaciones que impacten en la vida de la gente y tengan resultados en el mercado, pero también con empresas de sectores tan tradicionales como la Restauración o de servicios profesionales. Con esto quiero invitar a todos a desechar la idea de que si no están en el mundo del software o de la tecnología la innovación no está de su lado.

En todos los casos se pueden diseñar modelos de negocio innovadores que incluyan algún o varios de los 4 tipos de innovación que hemos comentando. Y eso es muy interesante…

El perfil del innovador

«…off the beaten path I reign»

Wherever I may roam. Metallica.

Para innovar hacen falta innovadores. Eso es de género tonto. Y ¿quiénes son los innovadores? ¿qué características tienen? ¿se potencian esos perfiles en nuestro sistema educativo y profesional?

Muchas preguntas, así que vamos a intentar darles debida respuesta, pero antes de interesarnos por los innovadores:

¿Por qué es necesario innovar?

Anteriormente hemos hablado de la diferencia entre I+D e Innovación, pero ¿por qué iba a querer innovar una empresa?

La vida de los modelos de negocio se acorta. Esto lleva pasando cientos de años, prácticamente desde la Revolución Industrial, lo que ocurre es que en las últimas décadas la aceleración de este proceso ha sido espectacular. Nadie pretende ahora vivir del mismo modelo de negocio sin modificar 20 años (o si no, me mienten cada vez que doy una clase sobre esto… porque nunca nadie dice que sí).

¿Por qué? Porque sabemos que la competencia utilizará la tecnología y el conocimiento que se vaya generando para poner en marcha modificaciones en sus modelos de negocio. Estas modificaciones serán incrementales o radicales, pero siempre van a ir destinadas a atacar al negocio actual tal y como está diseñado. Es decir: que si no hacemos nosotros ningún cambio, la competencia sí lo hará y nos lo hará pagar. A lo mejor con la extinción.

Las migraciones de valor, la tecnología, las tendencias socioeconómicas y los cambios en los gustos del consumidor generan una ola de cambio que puedes afrontar de dos maneras: mirar mientras llega sin hacer nada (o peor aún: ignorar que existe la ola) y conseguir que rompa encima de tu negocio causando grandes desperfectos. La otra es intentar estar atento y, con algo de suerte, capitalizar la oportunidad surfeándola para mejorar tu negocio.

Innovar es surfear. Ni es fácil ni es seguro, implica riesgo, pero es la mejor opción que tienes para que tu modelo de negocio evolucione y se adapte a los tiempos. El resultado puede ser sobrevivir, lo cual es bastante bueno en sí mismo, o aventajar a la competencia. Lo cual es aún mejor. Por cierto: no hacer nada en realidad implica más riesgo que esforzarte en innovar. Piénsalo.

El perfil tipo T

Los innovadores tienen un perfil que les permite unir puntos entre diferentes áreas de conocimiento que muchas veces están bastante separadas entre sí. Además, suelen ser perfiles creativos que generan alternativas y soluciones novedosas ante los problemas que se les presentan porque manejan una gran cantidad de patrones abstractos de problemas y soluciones, lo que les permite reconocer patrones y unir bloques como si estuvieran armando un puzle. Añadirán todo tipo de conocimiento, información, tecnología y tendencias que conozcan o a las que hayan sido expuestos a su máquina algorítmica y lógica (donde mezclan creatividad y pensamiento lógico) y crearán opciones nuevas.

Eso es un innovador. Eso es lo que hace.

A este tipo de perfil se le conoce como perfil tipo T porque tiene conocimiento de diferentes áreas y es experto en, al menos una de ellas. Hay perfiles tipo T, N y M (conocimiento amplio en disciplinas distintas y expertos en más de una), pero centrémonos en el T.

También se les conoce como polinizadores cruzados porque mueven conocimiento desde una disciplina a otra y polinizan para crear algo nuevo y podemos relacionarlos también con la definición de polímata (del griego: el que aprende mucho).

Leonardo da Vinci es considerado como el «hombre del renacimiento» y el polímata por excelencia. Pero los filósofos griegos, con conocimientos amplios en diferentes disciplinas también cumplirían con la definición de polímata.

La cuestión es que:

Para innovar es clave unir creatividad y lógica, igual que poder aplicar conocimiento, herramientas y soluciones de diferentes disciplinas para crear algo novedoso.

¿Estamos potenciando los perfiles tipo T?

No. Esa es la respuesta corta.

La larga es que los sistemas de educación en todo el mundo están diseñados para seguir reglas y para las personas que están en la media. Esto es así porque son sistemas de educación masivos, no personalizados. Entonces: si un alumno quiere explorar, en vez de seguir reglas, o se sale de la media por arriba o por abajo, lo llevará mal en la educación reglada.

Admiramos a los innovadores cuando consiguen algún resultado llamativo, pero nos esforzamos por crear «seguidores de reglas temerosos» y no pensadores independientes, como diría Chamath Palihapitiya:

En mi clases, tanto a jóvenes recién egresados como a profesionales en la mitad de su ciclo profesional, suelo preguntar siempre si los alumnos son conscientes de la radical verdad que significa que seguir siempre las reglas implica, obligatoriamente, no poder innovar. Muchos no lo habían considerado desde esa perspectiva.

¿Y cómo se prospera en el sistema educativo? Contestando lo que te piden que respondas cuando te lo piden. Nada que aprendas fuera de eso que se te pregunta será valorado. Nada que quieras explorar encontrará guía, sino que tendrás que hacerlo tú sólo, porque no pertenece al temario. Excepciones a esto las hay, pero son testimoniales.

Es por eso que muchos innovadores son autodidactas. Muchos no han acabado (algunos ni empezado) su educación superior (valgan los clásicos: Steve Jobs y Bill Gates) . Incluso muchos que sí tienen educación superior consideran que su aprendizaje ha dependido siempre de ellos, no del sistema, al que han visto como un mal menor del que han sacado lo que han podido, pero no le han confiado su aprendizaje.

«Nunca he dejado que la educación entorpeciese mi aprendizaje»

Mark Twain

Siendo todo esto así, llama la atención el desfase que existe entre lo que estamos preparando y potenciando y lo que luego buscamos como habilidades profesionales porque, ¿qué dice el informe del Foro Económico Mundial sobre las habilidades más buscadas en el trabajo para 2025?

Innovación es la primera de esas habilidades más buscadas, junto con pensamiento analítico. Aprendizaje continuo y «saber cómo aprender», generación de ideas y resolución de problemas.

Leía el otro día que hay muchas empresas «potenciando la innovación» con cursos de creatividad, etc. Me dio entre pena y risa: uno no coge a un profesional acostumbrado a seguir reglas desde primaria hasta sus actuales 45 años y lo convierte en un innovador creativo con un curso. El innovador creativo-lógico ha tardado toda su vida en serlo. Es un proceso que le ha llevado el aprendizaje de toda una vida y el enfoque de cuestionarse las reglas como método. Permitidme ser escéptico con medidas rápidas que buscan efectos rápidos en cosas que se fraguan a fuego lento.

Si haces lo que todo el mundo hace no podrás hacer nada nuevo. Es una obviedad. Otra obviedad es que si no respondes lo que el profesor quiere suspenderás y si sabes cosas de economía mientras estudias química no tendrán ningún valor para tu progreso en la carrera. Sin embargo, el primer día que pises el mundo real sí lo tendrá. Ese es el desfase…

¿Y entonces, qué hacemos?

Potenciar el perfil tipo T

Si el sistema no lo da, lo tendrás que poner tú. Así de simple. Acuérdate de Mark Twain.

Ahora bien: ¿todo el mundo tiene que ser un innovador? Me preguntan esto muchas veces. No, todo el mundo no tiene que serlo, pero el esforzarse por construir una T de conocimiento más que una I especializada en un sólo área sin conocimiento alguno fuera de ella creo que es algo positivo en general para cualquier profesional. Siempre suma, aunque no vayan a hacer de eso el núcleo de su diferenciación profesional.

Los innovadores, los que aspiren a serlo, sí que pueden empezar a trabajar en ese perfil tipo T. Seguramente ya lo están haciendo sin saberlo. Tal vez tras leer esto puedan perseguirlo de forma todavía más sistemática, teniendo el convencimiento de que no es una pérdida de tiempo, sino al revés: el perfil del innovador es el perfil del presente y del futuro próximo (ya veremos cuando lleguen las máquinas).

Los innovadores en la empresa

Cuando queremos generar innovaciones en una empresa para crear nuevas líneas de negocio, productos o rediseños en el modelo de negocio que genere ventajas competitivas muchas veces no tenemos a las personas adecuadas para hacerlo porque no tenemos muchos perfiles tipo T alrededor. Son escasos.

Esto se puede resolver al menos de 3 maneras

  • Traer a los innovadores desde fuera para que inyecten ese tipo de enfoque para un problema concreto o para ayudar a la empresa a innovar o modificar su modelo de negocio. Típicamente contratando a consultores expertos en innovación.
  • Crear grupos de trabajo que formen una T por la suma de varios perfiles profesionales que, combinados, abarquen diferentes áreas de conocimiento y estén especializados en una o varias.
  • Selección de perfiles tipo T: buscarlos en el mercado laboral e intentar atraerlos. Esto es más fácil decirlo que hacerlo. Si lo vas a hacer ten en cuenta que debes dejarles autonomía y espacio para que puedan desarrollar lo que precisamente estás buscando, si no, posiblemente acaben yéndose de la empresa igual que llegaron

¿Cuál es la diferencia entre I+D e Innovación?

Con frecuencia leemos y escuchamos hablar sobre I+D (investigación y desarrollo) e innovación como si fueran dos conceptos intercambiables. Como si fueran lo mismo o algo muy parecido.

En ocasiones podemos encontrar en un artículo de algún medio de comunicación algo como «…la apuesta decidida de la empresa por el I+D» y en el párrafo siguiente «…siendo la innovación importante para la empresa, como ya se mencionado…» implicando que, de alguna forma, I+D e innovación son la misma cosa.

Sin embargo, esto no es así, y todos los que nos interesa el mundo de la innovación necesitamos tener clara la diferencia entre los dos conceptos y cómo se relacionan. Si no partimos de esa base sólida, ya iremos confundidos el resto del trayecto.

Vamos al meollo entonces:

I+D

La ciencia básica descubre o inventa cosas, es decir: crea conocimiento nuevo a partir de la aplicación del método científico. Investigar tiene el objetivo de crear ese nuevo conocimiento.

Por ejemplo: el primer transistor fue inventado en Bell Labs por los científicos John Bardeen, Walter Brattain y William Shockley.

Shockley, por cierto, estaría relacionado indirectamente con la creación de Intel, el gigante de la fabricación de microprocesadores y un movimiento completo de spin-offs que se produciría en Silicon Valley a raíz de que parte de su equipo decidiera dejar de trabajar para un jefe poco agradable, por decirlo de alguna manera, y se decidiera a fundar su propia empresa. Pero esa es otra historia que podremos contar otro día.

Bardeen, Brattain y Shockley en Bell Labs, 1948

Réplica del primer transistor inventado en 1947

¿Fue el transistor una innovación?

No. El transistor fue un invento fruto de un esfuerzo de I+D (investigación y desarrollo) en el mundo científico.

Innovación

Nuevas ideas aplicadas que aportan valor, esa es mi definición de innovación. Definiciones hay tantas como se quieran buscar, pero pretendo que esta encapsula bien lo que nos interesa entender de la innovación:

– Nuevas ideas

– Aplicadas

– Aportar valor

Estos son los tres elementos clave que para mi tiene que tener la innovación.

Vamos a definirlos para así saber que todos hablamos de lo mismo. Nuevas ideas: este se autodefine solo.

Aplicadas: para que algo sea una innovación no puede vivir en un paper científico. Tampoco en forma de idea en la cabeza de un emprendedor y tampoco en el laboratorio de un inventor, sino que tiene que aplicarse a resolver un problema real en un mercado real.

Esto conecta con el tercer elemento, aportar valor. Este concepto vaporoso no significa otra cosa que resolverle un problema alguien. Eso es aportar valor. Y no es otra cosa.

Entonces, la innovación son nuevas ideas aplicadas que aportan valor: nuevas ideas que resuelven un problema real a algún segmento de clientes en un mercado real y, por tanto, es conocimiento aplicado.

Si queremos resumirlo aún más para nuestra conversación en el bar:

«I+D es invertir dinero para generar conocimiento»

«Innovación es invertir conocimiento para generar dinero»

¿Y entonces: cómo se relaciona el I+D que inventa el transistor con la innovación que representa la radio?

Cuando alguien unió diferentes puntos aparentemente inconexos y metió algunos transistores en una caja de plástico porque sabía que podría sintonizar señales de radio para que cualquiera en su casa pudiera escuchar música, entonces… se produjo una innovación: la radio.

Una radio de transistores

La radio es una innovación. El transistor es la invención, el I+D.

Recientemente me entrevistaron los amigos de Link Solutions y estuve hablando de estos y otros conceptos relacionados con Innovación y Estrategia. Si te interesa conocer más, aquí tienes la entrevista: